Con el paso de los años nuestra vivienda se enfrenta a una serie de “achaques” que debemos subsanar para su buen funcionamiento. Muchas veces se nos hace cuesta arriba afrontar la cantidad de papeleo que se tiene que tramitar, y acuerdos a los que hay que llegar, antes si quiera de empezar la obra. Lo más importante en ese momento es contar con un equipo de trabajo compuesto por profesionales del sector, que te den la seguridad de que la obra se realiza correctamente y cumple con la normativa vigente, evitando así incidentes que impliquen pérdidas económicas, tanto a los propietarios como a las empresas encargadas de realizar las reformas.
Además, hay que tener en cuenta, que la organización en el desarrollo del proceso de rehabilitación es imprescindible y por ello es muy importante contar con un administrador de fincas colegiado y con un técnico adecuado para la labor. Los pasos a seguir son los siguientes:
1.- Diagnosticar el estado de edificio: El administrador, junto con los vecinos, detectarán si el edificio tiene algún signo externo que muestre algún tipo de problema. Por otro lado, si el edificio tiene más de 50 años o si quiere optar a alguna subvención será necesario que se realice el Informe de Evaluación del Edificio, obligatorio por Ley, y que nos ofrece un análisis pormenorizado del estado del edificio en cuanto a seguridad, accesibilidad y posibilidades de ahorro energético.
2.- Valorar actuaciones a realizar: Un arquitecto técnico (como técnico especializado) analiza el estado del edificio y elabora un proyecto técnico que comprenda las actuaciones de subsanación de anomalías. Después de su emisión es la hora de la solicitud de presupuestos de acuerdo a las partidas reflejadas en el proyecto.
3.- Cálculo de costes y derramas: Con los presupuestos en la mano el administrador realiza el cálculo, que la comunidad deberá valorar y aprobar para la realización de la obra. También establece la forma de pago, el plan de cobros a los propietarios, la negociación con los gremios en colaboración con el arquitecto técnico, estudiando el mejor presupuesto y forma de pago. Así mismo, solicita las licencias y documentaciones necesarias a cada empresa para seguridad de la comunidad.
4.- Ejecución de la obra: Se estipula un plan de visitas coordinadas con el administrador, para la realización de las obras, que se llevarán a cabo bajo la supervisión del arquitecto técnico, como técnico competente.
5.- Seguimiento posterior: Una vez concluida la obra, el administrador comprobará que todo el proceso ha terminado conforme a lo esperado y que las dolencias de las que se aquejaba el edificio están subsanadas. El edificio será más habitable y seguro y se habrá revalorizado.